Corría el verano del 2012. Detrás corría el otoño de 2012. Y la primavera, ya no corría.
Por aquel entonces, Max & Cousin eran jugadores de rol de mesa, principalmente. También habían jugado roles en vivo (ReV). Max había participado en la escritura de algunos, uno de ellos la superproducción “APK”, mientras que Cousin había tenido el placer de disfrutarlo jugando. Habían vivido una época de mucho rol en vivo, pero notaban el declive de este tipo de eventos, al menos en su ciudad natal, Olid Valley Valladolid.
Ambos pertenecían a la asociación de Rol Independiente Pucelano –de siglas, RIP-, que durante varios años habían hecho, y siguieron haciendo, jornadas de rol. Fueron relativamente conocidas en según qué ámbitos, atrayendo gente de otras ciudades y moviendo grandes eventos, como la WTF (World Tranceto Federation).
Sin embargo, todo aquello fue en declive, poco a poco.
Durante las fiestas de Valladolid de aquel año 2012, asistieron a un concierto de los Corizona, en el que lo fliparon mucho.
“Cómo molaría hacer un vivo del oeste.” Dijo uno de ellos.
“Joder, sería cojonudo.” Dijeron los tres al unísono.
¿Pero cómo tres? Ah, sí… Originalmente Max & Cousin eran Max & Cousin & Boots. Pero como en los buenos grupos, siempre hay alguien que no puede con la presión de la fama. Y causas de fuerza mayor acabaron haciendo que Boots se alejase del recién formado trío. Pero eso es otra historia.
Entre los tres empezaron a tener sucesiones de ideas, a cada cual más ambiciosa y descabellada. Tenían mucho que pulir, pero algo tenían claro: debía ser algo sencillo, para que no los agobiase el trabajo que supondría. Por eso acabó siendo un rol en vivo de cuatro sesiones de duración, y varios meses en el tiempo. Estaba claro.
La verdad es que recordamos aquella época con nostalgia. Fue un proyecto bastante ambicioso y muy divertido de escribir, donde fuimos afianzando una serie de ideas que serían comunes a todos, o casi todos, los roles en vivo que escribiríamos. Cosas como “no debe haber personajes secundarios” (o “penejos”), “evitaremos sistemas de resolución de conflictos con puntos de personaje”, “usemos el humor como herramienta narrativa” y otra serie de ideas y formatos que llevaríamos a buen puerto en sucesivos proyectos.
En mi caso, Cousin, me vino muy bien para enfrentarme a la escritura y redacción de personajes. Y para sumergirme de lleno en el mundo de la gente que se lo tomaba mucho menos en serio que nosotros.
Habíamos empezado con mucha energía y para ser justos, la mayoría de jugadores respondieron muy bien. Pero sufrimos una serie de “bajas”, gente que nos avisaba de su ausencia a las sesiones pocas horas, incluso minutos, antes de la sesión, que nos destrozaron la narrativa, y desinflaron el proyecto.
Al ser un ReV de varias sesiones, necesitábamos que los jugadores nos enviasen resúmenes de sus acciones durante la sesión, para poder continuar y tenerlas en cuenta. Descubrimos a las malas que no todo el mundo estaba dispuesto a colaborar. De hecho, no volvimos a escribir otro rol en vivo de varias sesiones hasta nuestra obra más ambiciosa, La espiral de Jade, que también tuvo lo suyo, pero que fue una gozada de escribir.
Mis personajes de Olid Valley, que así bautizamos el ReV, los trabajé mucho, usando referencias que sólo parecía entender yo. El alcalde lo basé en la vida y obra del, por aquel entonces, alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva. En un alarde de originalidad, lo llamé Xabier, Lion of the Bank. Este personaje estaba emperrado en traer el ferrocarril a Olid Valley, ya que estaba convencido de que eso traería riqueza y fama al pueblo. También estaba la médico/veterinaria del pueblo, Lilly Calloway, basada en Chihuahua Pearl, personaje del cómic El teniente Blueberry, que por aquel entonces me leí como inspiración. Me gustaría mucho hablar largo y tendido de Faith, “El Caído”, pero por desgracia el jugador que lo personificaba apenas asistió a un par de las sesiones. Además de que revelaría ciertas partes de varias tramas con mucho peso y que, por desgracia, quedaron en el olvido.
En cuanto al sistema de resolución de conflictos, quisimos ser súper originales, y siendo en el oeste, utilizamos un sistema de cartas de póker basado en Deadlands. Descubrimos que era absolutamente injusto y desequilibrado para nuestro juego.
Cada habilidad de los personajes tenía una descripción, que iban de “Inútil”, a “Legendario”, que les proporcionaban ventajas, o inconvenientes en los conflictos. Cuando querían hacer algo no narrativo, sacaban 5 cartas, aplicaban las mejoras/desventajas, y la jugada de póker más alta, ganaba. Es decir, casi siempre se resolvía a la carta más alta. Y para colmo, los jugadores no sabían su nivel de habilidad real, sino que estaba descrito de manera implícita. Así, era imposible resolver nada sin un máster/director de juego presente que conociera los niveles reales y sus modificadores. Esto llevó a situaciones la mar de cómicas, cuando un personaje se creía un pistolero excepcional, y en realidad era un patán.
A medida que avanzaban las sesiones, se añadieron personajes, y desaparecieron muchos otros. Tras tres sesiones, no quedaba una sola trama de las originales y aquello era insostenible. Tuvimos que finalizar, de manera un poco abrupta, en una cuarta sesión en la que se intentaron salvar los muebles como se pudo. Aprendimos la lección, y durante mucho tiempo sólo dirigimos roles en vivo de una sesión, hasta que se nos olvidó un poco el trago amargo y volvimos a intentarlo.
Oh, otra cosa fantástica, y que se mantuvo en la mayoría de nuestros ReV, era que encargábamos comida en el bar donde jugábamos, La Cúpula de Valladolid, y nos poníamos a tortilla y croquetas hasta las orejas. Qué rico...
